Brecha digital y nuevas alfabetizaciones. El papel de las bibliotecas


Coordinado por José Antonio Gómez Hernández, Antonio Calderón Rehecho y José Antonio Magán Wals 

Introducción 

La presente obra pretende adentrarse en los problemas que plantea la brecha digital, la necesidad de reciclar continuamente los conocimientos y  el papel que las bibliotecas pueden desempeñar en este entorno.  Dos características de nuestra sociedad (el desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación y el aumento exponencial de la información), a su vez interrelacionadas, son los pilares sobre los que se asienta la idea de brecha digital. Las TIC hacen preciso contar con infraestructuras y medios económicos que las mantengan. Además, las nuevas herramientas requieren que se conozca tanto su funcionamiento como las posibilidades que ofrecen y su uso adecuado. Se produce así una brecha digital en dos sentidos: por un lado, entre los que disponen de medios tecnológicos e infraestructuras y los que carecen de ellos; por otro, entre los que son hábiles con estos medios y los que encuentran serias dificultades para conseguir manejarlos. En ocasiones, coinciden ambos sentidos.

Esta brecha, como es lógico, no es sino una vertiente más de la social y económica que envuelve a países, naciones, comunidades, grupos sociales e individuos. Alimentarla seguramente agudizará las otras brechas, puesto que la información es un valor, si no “el valor” dentro de la conocida como Sociedad de la Información. Una manera de limitar el alcance de la brecha que nos ocupa es mediante la enseñanza y la capacitación de las personas (además de estableciendo mecanismos que limiten las desigualdades económicas), algo que dentro de un mundo en constante cambio debe conllevar un aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida. A este particular se refieren las nuevas alfabetizaciones: la alfabetización digital, la alfabetización tecnológica, el multialfabetismo... en definitiva la alfabetización informacional (ALFIN) que creemos que las engloba. La ALFIN no tiene un sentido de estrategia puntual, sino que enfrentándose directamente a la explosión de información (que desborda todas las posibilidades de abarcarla) busca crear personas autónomas, capaces de analizar la información, de escoger entre ella, de valorarla y de utilizarla, bien para crear nuevos contenidos, bien para desarrollar de la mejor manera posible su trabajo
o su ocio.

En este marco, las bibliotecas tienen una gran labor que realizar ya que en ellas se conjugan (desgraciadamente no siempre) medios técnicos, información y especialistas en el uso de información. Labor que debe realizarse en todos los ámbitos y a lo largo de toda la vida, desde las inexistentes bibliotecas escolares, pasando por las públicas hasta llegar a las universitarias.

Disponible en: http://pendientedemigracion.ucm.es/BUCM/biblioteca/0Libro.pdf

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